Article publicat a Revista Cambrils el mes de setembre de 1978
Martín Villa, Tarradellas i el coronel Pavichet
Setembre 1978 / La secció «Estampes Cambrilenques» elaborada per Josep Salceda es va publicar a Revista Cambrils des del setembre de 1953 fins el maig de 2005
Estampes cambrilenques / Setembre 1978
Si hace unos años nos hubiesen dicho que Cambrils tenía que ser marco de la 'cumbre' Martín Villa-Tarradellas nos hubiésemos quedado pasmados. Entendámonos: no porque sea excepcional la presencia de un ministro en nuestra villa. Ni la primera vez que es visitada por un president de la Generalitat. Yo recuerdo haber visto en Cambrils, en actos más o menos oficiales, a Marcelino Domingo, ministro, y al president Maciá, durante los años de la República. Y después de la guerra a Joaquín Ruiz Giménez y a Jesús Rubio, cuando eran ministros de Educación y a Rafael Cavestany, ministro de Agricultura, y quizás a algún otro que no recuerdo en este momento. Ni tampoco han sido éstos los más altos hombres de gobierno que han pisado las calles de Cambrils: nuestros reyes, desde Jaime I a Alfonso XIII pasando por los Reyes Católicos y Carlos IV, por no alargar las citas, han visitado la villa y alguno de ellos en más de una ocasión. Y también alguna otra vez ha habido 'cumbre', con Primo de Rivera, por ejemplo, en el parque Samá.
Avatares histórico-políticos no han faltado en una población como Cambrils, siempre de una cierta importancia, villa amurallada, abierta al mar, y siempre cabe a ella las más importantes rutas de la nación enlazando puntos vitales; desde las grandes vías del Imperio Romano, hasta las modernas líneas del ferrocarril, la primerísima carretera nacional 340 y las grandes autopistas de nuestros días, pasando por los viejos caminos reales, únicas vías férreas en la segunda mitad del pasado siglo, todo ello ha pasado rozando los muros de la villa y esto, entre otras razones, ha hecho que fuera conocida y visitada por personalidades de alto rango en todos los tiempos. No hemos de olvidar que no siempre como en nuestros días se ha podido circular por una autopista con una máquina lanzada a ciento sesenta kilómetros a la hora, aunque esta marcha esté prohibida por las leyes. Tiempo era tiempo, los desplazamientos se hacían a pie, a caballo o en litera, lujo éste sólo permitido a los magnates de la época. Las etapas de los viajes eran relativamente cortas para no cansar en extremo a los viajeros, sobre todo cuando éstos eran grandes personalidades, y era entonces cuando Cambrils era parada obligada, normalmente para pernoctar. Así nos consta que lo hicieron Carlos, príncipe de Viana, años después su hermano el Rey Católico Fernando y su esposa Isabel de Castilla y el rey Carlos IV.
Se comprende pues que demasiada novedad no haya sido la reunión Martín Villa-Tarradellas en Cambrils. Pero he de añadir también que quizás sí lo haya sido el 'clima' en el que se ha desarrollado: con la gente enterada con antelación por los modernos medios de comunicación, un ambiente democrático, con luz y taquígrafos, rueda de prensa, sencillez y cordialidad. Y es que el ministro del Interior, a base de años de hacer de Cambrils su residencia de verano, aunque siempre sea el suyo un descanso expuesto a toda clase de intermitencias, se ha convertido ya en una figura hasta cierto punto popular; también el president Tarradellas, al año justo de haber regresado del exilio, ha estado ya tres veces en Cambrils, y ello le da a la villa un cierto tono preferencial. Han mandado las circunstancias, ¡qué duda cabe!, pero ello no quita importancia a la realidad. Una realidad que pone de manifiesto en una nueva ocasión el despegue de Cambrils en muchos órdenes de la vida, incluido éste socio-político.
Pero, ¿y el coronel Pavichet? ¿Quién es este personaje al que nadie conoce? Pues sí; aunque nadie lo conozca entre nosotros, forma parte también él, aunque sea sólo un personaje literario, de este despegue del Cambrils de nuestros pecados y de nuestras virtudes. Porque también nos hubiéramos quedado pasmados si, unos años atrás, nos hubiesen anunciado que Cambrils sería el marco buscado por un novelista para el nacimiento (ficticio, no alarmarse) del tercero de los dictadores españoles del siglo XX, y ello formando parte de un triángulo geográfico-político cuyos vértices son Jerez de la Frontera, con Primo de Rivera; El Ferrol, con Francisco Franco, y Cambrils con el coronel Julio Pavichet.
L'escriptor Víctor Salmador escriu a la seva novel·la que ""El primer dictador español nació en Jerez; el segundo dictador español nació en El Ferrol; existirá un tercero en este siglo. Y este tercero, el dictador por venir, habrá nacido en el tercer vértice. Concretamente en Cataluña, en la provincia de Tarragona, en Cambrils"
El caso es que sí, que también por este camino va a ampliar Cambrils sus horizontes de fama y popularidad. Porque Víctor Salmador, periodista y hombre de letras, con un amplio currículum como escritor en Europa, norte de África, Oriente Medio y toda la amplia América, al regresar a España después de un exilio voluntario que ha durado una veintena de años ha escrito una novela (1) aparecida al final del pasado invierno, que podríamos definir como de política-ficción, creemos que sin otro objetivo que hacer pasar un rato entretenido a sus lectores. Se ve a la legua que el autor conoce bien la villa por la descripción que hace del puerto, de sus centros urbanos, sus personalidades, su historia e incluso de su actualidad, centrada ésta en la narración que hace de las fiestas de la Mare de Déu del Camí de 1977, suponemos que, como tantos otros, por estar afincado o por lo menos por pasar la temporada de verano en Cambrils. Éste centra en nuestra villa parte de su campo de acción literaria, porque hace nacer en Cambrils a Julio Pavichet, el tercer dictador del siglo. Podemos presentarlo con las mismas palabras del novelista: "El primer dictador español nació en Jerez; el segundo dictador español nació en El Ferrol; existirá un tercero en este siglo. Y este tercero, el dictador por venir, habrá nacido en el tercer vértice. Concretamente en Cataluña, en la provincia de Tarragona, en Cambrils.
Atención, pues, españoles, atención a la estrella que un día guiará a los magos para que ofrezcan a Franco II el oro, el incienso y la mirra. El tercer dictador de España en el siglo XX nacerá en una ciudad catalana llamada Cambrils. Que los oráculos examinen las partidas de nacimiento, los árboles genealógicos y los expedientes de limpieza de sangre de los nacidos en Cambrils. Que los Herodes democráticos afilen sus cuchillos y pongan sobre el censo de Cambrils las saetas de sus ojos. Ya estáis avisados, centinelas y hombres de buena y mala voluntad. Preparad el incienso o la espada."
El niño Julio, el joven teniente se hará hombre mayor y con las tres estrellas grandes de coronel será destinado a Jerez de la Frontera; allí sueña con un Gibraltar español, y en Gibraltar, sobre el punto más alto de la Sierra Carbonera, erguido sobre una peña, mirando la bandera de España, acaba la novelesca vida del coronel Pavichet, el tercer dictador español que en 1977 creara Víctor Salmador, con certificado de nacimiento en Cambrils y con Santa María del Camí esperando su fajín de general.
Martín Villa, Tarradellas, el coronel Pavichet, los personajes reales y ficticios van tejiendo la historia de Cambrils, de este pueblo al que queremos y al que vemos ensancharse cada día más en sus límites materiales, y que ojalá siguiese las rutas de una grandeza de mucho más valor todavía: fe, cultura y amor a las más puras esencias de nuestro propio ser como pueblo.
(1) Los delfines del Presidente. Colección Fábula, Editorial Planeta. Barcelona, 1978.